Drago de Pino Santo

Enriscado en un paredón de duro basalto, a 15 metros sobre el Barranco de Alonso, Santa Brígida, se alza el más espectacular y pintoresco de los árboles silvestres de Gran Canaria, el Drago de Pino Santo, de Barranco Alonso o de Hoya Bravo. El Paisaje Protegido de Pino Santo goza aquí de plena justificación, por cuanto la panorámica que nos ofrece el Drago, junto al exuberante vergel que muestra la finca donde en parte se apoya, compone la perfecta imagen onírica del paraíso, evocación del Jardín de las delicias de El Bosco. Su bella silueta alcanza los 16 metros y se le estima, considerando sus 15 ramificaciones, unos 250 años. El geógrafo Rafael S. Almeida Pérez, estudioso de la especie, ha demostrado que el drago sólo ha florecido en 5 o 6 ocasiones en los últimos 77 años, de donde deduce una floración cada 14 años de media. Su estado de conservación es bueno, siendo un factor de preocupación su estabilidad por su arriesgado emplazamiento, temiéndose que algún día la caprichosa naturaleza pudiera descabalgarle por quiebra de su montura rocosa. Entre los escasos percances que se le conoce, hace unos años un fuerte viento provocó el choque de unas volanderas planchas de uralita que dañaron algunas ramas. Actualmente se realiza un seguimiento dado que se le ha observado la afección de una plaga de cochinilla en un sector de su casi perfecta copa, produciéndole un amarilleo y seca de alguno de sus troncos. Este monumental ejemplar silvestre de Dracaena draco está incluido desde 2008 en el Catálogo de árboles singulares de Santa Brígida, pudiéndose observar desde la GC-151 que conduce a Pino Santo o desde el fondo del Barranco Alonso.