Almácigos de Tirma

En la zona de Tirma y Tamadaba se localizaban en época prehispánica poblaciones aborígenes con una economía basada en el pastoreo y la agricultura. La Montaña de Tirma constituía un lugar sagrado donde las harimaguadas iban a pedir por la lluvia y donde se creía que aquellos que eran perseguidos podían lograr refugio. Los aborígenes construyeron poblados en torno al llano de Tirma en el Pinar de Tamadaba. Formando parte del Parque Natural de Tamadaba, se encuentra actualmente la finca de Tirma, que fue adquirida por el Cabildo de Gran Canaria en la década de los 90 del pasado siglo. En este lugar se han realizado repoblaciones de pinar canario y otros pinos foráneos que han aumentado la densidad de la masa forestal, recientemente afectada por el gran incendio de 2019. En la zona de la Casa de la Marquesa quedan reductos de vegetación termófila y en el Barranquillo de la Huerta encontramos la sabina más grande de Canarias y dos almácigos de considerables dimensiones. El mayor, conectado con la monumental sabina a través de sus cimales, tiene una altura de 10 metros y un perímetro de tronco mayor de 3 metros.